Llueve a mares, tuve que ir tempranísimo a ese templo de la modernidad líquida, a ese templo del consumo que es un shopping. Esas son las CATEDRALES de la era contemporánea, allí las pequeñas capillas a los santos laicos, las marcas: Zara, Bookshop, Arrow, Tienda Inglesa.... Fue en esta última , en uno de sus altares, hoy miércoles de tormenta, tempranísimo, que vi que la pila de EL OMBLIGO DEL CIELO había bajado notoriamente, aunque hay siempre suficientes ejemplares. Yo no había tenido la precaución de tomar un carrito, de modo que tenía dos lechugas crespas en cada mano, medio kilo de gnocchi de espinaca (es 29, y los rituales son sagrados, por eso son rituales) y una pilas alcalinas doble AA, para un reloj que igual va a atrasar siempre con respecto a mis sueños, lo que sueño siempre va un paso más adelante de cada hora que, renga, sigue de atrás lo que deseo, lo que amo. Bueh, ahí, estaban, entre bombones Ferrero Rocher, pantallas gigantes, entre refrigeradores inmensos como at...